Piernas cruzadas,
posición enfrentada a las gélidas aguas
de un océano abierto
El sol
calienta lo que el viento se lleva
y en el horizonte siempre una duna
Arroyo que transita su propia manía
de reservar lo nuestro
como patrimonio de la algarabía
Serán estos versos
pobres espejos de la luna
que reflejan a los mendigos de cariño
deambulando por sus calles de tierra
Y pese al grito de advertencia de las buenas costumbres
ella incansablemente se pone sus mejores ropajes,
su vestido favorito
oscuro pero minado de estrellas
con su magnetismo de volver a buscar en cada nueva salida
otros caminos siderales.
Entre la bruma
nos vamos como llegamos.